Dolores Delirio

Ha pasado algo más de una década desde que unos amigos y yo solíamos frecuentar el desaparecido pub El Arabe, allá por la cuadra treinta y tantos de la populosa Av. Perú, escondiendo como de costumbre la ‘chata’ de ron entre las ropas y asistiendo, a veces de casualidad y otras no tanto, a conciertos que alguna vez se ofrecieron en el mencionado recinto.

Una de esas noches quedamos en encontrarnos allí con un amigo, pero por motivos ajenos a nuestra voluntad llegamos bastante tarde a la cita. Cuando finalmente aparecimos, la presentación estaba en su punto más alto y entre mucho humo, botellas vacías regadas por el suelo y los delirantes coros de la gente, pudimos presenciar como nuestro amigo, ya bastante pasado de copas y casi en un estado de éxtasis, subía al improvisado escenario y cual superhéroe desconocido en alguna misión secreta daba un inesperado salto hacia el público, sin imaginar que al caer sólo encontraría el duro cemento del suelo y los ecos de muchas risas (las nuestras y las de algún integrante de la banda incluidas).

Era la primera vez que veía a Dolores Delirio en directo, y aunque por ese entonces muchos argumentaban que eran una copia de The Cure o Héroes del Silencio, a mí me pareció un grupo con mucha personalidad dentro de sus propias tendencias musicales, dueño de una marcada y envidiable madurez que salía a la luz en la mayoría de sus composiciones.

A cualquier lugar

Esta sobresaliente banda peruana comienza su andar allá por el año 1994, cuando Jeffrey Parra (en la guitarra), Josué Vásquez (en la batería), José Inoñán (al mando del bajo) y Ricardo Brenneisen (a cargo de la voz) deciden aventurarse juntos:

En este ambiente todo el mundo todo se conoce; yo tocaba antes en Cardenales, Josué y Pepe tocaban en Visos de Burdeos, y entonces surgió la idea de hacer el grupo. Comenzamos a ensayar… ya teníamos dos temas hechos y nos faltaba la voz. Por una de esas casualidades Ricardo llamó a Josué para decir que tenía inquietudes musicales, quedamos un día, ensayamos y quedó…

Jeffrey Parra

Identificados desde el inicio por esos inconfundibles acordes de guitarra y con influencias de consagradas agrupaciones como The Cure, Bauhaus, House of Love o U2, y desde luego, los grupos nacionales Lima 13 y Voz Propia, llegan a definir su nombre como debe hacerse, democráticamente: Josué lo propuso dado el contraste de las dos palabras, dolores y delirio, que juntos suenan como a sadomasoquismo, y terminó siendo elegido después de una votación interna.

No ves el sol

Para inicios de 1995 ya habían editado tres cintas, las mismas que vendieron miles de copias haciendo que el grupo sea considerado como uno de los más prometedores de la escena local independiente.

En noviembre del mismo año llega la edición de su primer disco, Cero (Navaja Producciones, 1995), que sale a la venta a principios de 1996 agotándose en poco tiempo al igual que su posterior re-edición, y que los hace acreedores -con razones de sobra- de títulos tales como “el mejor grupo peruano” o “el mejor grupo revelación del panorama roquero”.

El tema sobre la difícil decisión del aborto, “Carmen”, es idolatrado en todos lados. Empiezan también las giras internas promocionales y graban su primer videoclip.
Entre memorables presentaciones desenchufadas e intensos conciertos llega la segunda entrega bajo un sello yanqui, ya con Miguel Aragaki y Luciano Agüero en la segunda guitarra respectivamente, Dolores Delirio (Barbarosa Music, 1997), álbum grabado en su totalidad en directo y que los reafirma como una especie de grupo subterráneo de culto, poseedores de un extraordinario desempeño en vivo que confirman verdaderas joyas como “timidez” o “lágrima”.

Lágrima
Jeffrey Parra

No tardarían mucho en empezar a salir internacionalmente, obteniendo buena acogida en los lugares que se presentaban.

Todo marchaba sobre ruedas, pero de pronto la fatalidad se interpuso en el sendero: a primeras horas de un 24 de junio de 1998, Jeffrey regresaba de ensayar con la banda rumbo a su casa. El taxi que lo llevaba choca violentamente con un automóvil que se cruza intempestivamente en su camino.

Uno de los mejores guitarristas de rock de la escena local nos abandonaba en un abrir y cerrar de ojos. Luego de un obligado luto y desconcierto por lo sucedido, el ahora trío decide continuar para terminar los proyectos que tenían hasta aquella fatídica madrugada.

Así, nos llega su tercer disco: Uña y Carne, Las Canciones de Dolores Delirio (IEMPSA, 1999), que compilaba lo mejor de sus dos trabajos previos y versiones inéditas de algunos temas.

Aprendizaje

De pronto, el título “a cualquier lugar” irrumpe en la programación de las radios más grandes convirtiéndose en todo un clásico. El reconocimiento también llega de fuera del país: son invitados a participar del Tributo Latino a The Cure en el que incluyen “M”, uno de los mejores temas del disco.

Ingresa en la guitarra Juan Carlos Anchante y a finales de ese mismo año se estrena otro videoclip, esta vez del tema “aprendizaje”. Ya bajo el reconocido sello Sony Music sacan el que a la postre sería su último trabajo de esta primera etapa: Raíz (Sony, 2000), en el que entran en una atmósfera de nuevos compases que sorprenden a más de uno.

Este disco no es del todo apreciado -por varias razones- pues sus nuevos efectos, al no ser aplicados convenientemente, terminan por convertirse en defectos. Se rescata que se atreven a innovar y a explorar melodías electrónicas de manera abierta, que tienen en “orilla” y “silencio” sus niveles más altos.

Evolución. Ahora sonaban más a algún tema de Bowie o de Depeche Mode en algunos casos, ya no más a esos oscuros cuatro jóvenes que todos conocíamos hasta su tercer trabajo.

Depresión

Las presentaciones continúan y siguen recibiendo el apoyo de la fiel e incansable fanaticada. A finales del 2001, Josué decide dejar la banda y un año después, ésta termina por disolverse aunque solo temporalmente.

El deceso de Jeffrey fue uno de los más sentidos por estas tierras, pues su empeño y genialidad le daban al grupo esa tonalidad que todos amábamos. ¿La música y Dolores Delirio eran toda su vida?

No es toda mi vida, pero es un 99.9% de mi vida… aparte de dormir, comer e ir al baño. Paro pensando en el grupo a cada rato.

Jeffrey Parra (Q.E.P.D.)

Por cierto, este próximo 20 de noviembre a partir de las 22:00 p.m. en la discoteca Vocé, se le rendirá un merecido homenaje por cumplirse ya una década de su trágica partida.

Dolores, 1994 – 1998

Actualmente conformada por Josué Vásquez (batería, letra y música), José Iñoñán (bajo, teclado, programaciones, música y producción), Juan Carlos Anchante (guitarra y música) y Luis Sanguinetti (voz, letra y música), Dolores Delirio sigue adelante…


Créditos:
– Video: Dolores, 1994 – 1998

Compartir:

Similar Posts

3 Comments

  1. Bravaza la historia ^^

    falto agregar la historia
    del «Algo Mas Q Cero»
    q se perdio el cd grabado
    el q staba mejor hecho jeje!

    y el concierto estuvo bravazo!

    a mi parecer RICARDO con los temas d Dolores Delirio la rompio…
    y con su nueva banda Complices Eternos, pués es muy buena a mi parecer (4ta vez q la veo en vivo) y falta más concert….

    salu2

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *