«Bueno, tienes que estar loca, niña, para que te guste alguien como yo«, dice una parte del coro de esta emotiva canción. Es una de esas composiciones que nunca envejecerán y que no nos cansaremos de poner en el equipo de sonido una y otra vez.
Al ritmo de su melodía y sin poder evitarlo, volveremos a dejar volar nuestras mentes en busca quizás de algún amor, alguna situación personal, o simplemente algún instante de nuestra vida que se nos quedó grabado para siempre.
Es la magia que tienen algunas canciones, y claro, el protagonismo que toman al verse involucradas en ciertos tramos de nuestro diario deambular por este mundo. «Crazy» fue escogido como el primer sencillo promocional del álbum Man of Colours, considerado por muchos su mejor trabajo. Pero Icehouse dejaría otras pinceladas de grandeza durante su estancia en el mundillo musical.
La formación de esta banda australiana data de hace treinta años, cuando un todavía estudiante del Conservatorio de Música de Sydney, de nombre Iva Davies, se junta con Keith Welsh (que por ese entonces ya tocaba el bajo) para formar una primigenia banda a la que llamarían simplemente Flowers.
Como la mayoría de agrupaciones en sus inicios, se hacen conocidos en los bares y pubs locales tocando ‘covers’ (dicen que muy bien, por cierto) de, entre otros, Marc Bolan, Lou Reed, Brian Eno, David Bowie e Iggy Pop.
Empezaban así a obtener cierto reconocimiento, y gracias a la vieja amistad de Iva con uno de los directores del sello independiente Regular Records, consiguen su primer contrato con la mencionada disquera a comienzos del año 1980. A finales de ese mismo año sale su primer disco, de nombre Icehouse, convirtiéndose al poco tiempo en un multi-platino.
A inicios del año siguiente el grupo viaja al país yanqui para iniciar las mezclas de lo que sería su siguiente álbum: es cuando deciden llamarse igual que el título de su primera producción, y antes de fin de año y de que saliera su siguiente trabajo, realizan una gira por Inglaterra (ya con el cambio de nombre) junto a los Simple Minds, quienes luego los acompañarían en otra gira similar pero esta vez por Australia.
«Hey little girl«, genial corte de su segundo disco, Primitive Man (Chrysalis, 1982), obtiene gran repercusión en todo el continente europeo.
Contando ya algunas canciones en su haber, Bowie les echa un vistazo y los invita a un par de conciertos suyos en Inglaterra y Holanda, ambos extraordinarios. Casi inmediatamente les llega otra invitación para salir de gira por los Estados Unidos, esta vez de parte de Peter Gabriel, y poco después, una más de David Bowie: las dos tienen que ser rechazadas pues Iva se había comprometido ya a componer música para una película y no andaba precisamente sobrado de tiempo.
Luego vendrían dos álbumes más: Sidewalk (Chrysalis, 1984), del que se dice que el registro vocal no fue editado ni una sola vez para darle un aire a directo, y el Measure for Measure (Chrysalis, 1986), al que siguió una serie de presentaciones a lo largo de Australia y Estados Unidos, y cuyo single promocional, «no promises«, fue un gran suceso en Norteamérica.
Crazy (40 Years Live)
Luego llegaría su trabajo más exitoso, comercialmente hablando. Man of Colours (Chrysalis, 1987) sale a la luz y permanece en las listas de popularidad por más de un año: gracias a él, el grupo recibe otra invitación, esta vez de parte de The Cars, para otra gira por los Estados Unidos.
El éxito es tremendo, al punto que los Icehouse son invitados a tocar el tema «electric blue«, co-escrito por John Oates, en frente de los por entonces Príncipes de Inglaterra, Carlos y Diana. El disco logra más de medio millón de copias vendidas, algo sin precedentes en el mercado local para una banda australiana.
Meses después son elegidos mejor grupo de rock del año y se embarcan en largas y exitosas giras por Norteamérica y Australia. Gran trabajo con muy buenas canciones que le sirvió para hacerse conocidos de una vez, si es que aún no lo eran, en todo el mundo.
Luego de sacar un recopilatorio titulado Great Southern Land (Chrysalis, 1989), sale a la venta el que a mi parecer es su mejor trabajo.
Hay mucha gente que tiene la tendencia de ‘analizar’ un disco basándose en el éxito de los singles que de éste se han extraído para su promoción: si todos lo hiciéramos de ese modo, seguramente el Man of Colours sería el mejor de su discografía. Pero el Code Blue (Regular Records, 1990) no se destaca precisamente por sus cortes promocionales. De hecho, el primer sencillo escogido, «big fun«, no fue precisamente la mejor elección.
De una lírica notable y sorprendiendo a todos los que esperaban algo en la misma línea de su predecesor, este disco contiene temas sobresalientes aunque los escogidos para la edición de singles digan todo lo contrario. En mi opinión, es uno de esos álbumes perdidos y olvidados en el tiempo cuya calidad resultó empañada por los casi siempre ridículos puntos de vista comerciales.
Code Blue contiene joyas como el «Jherico bay«, «wind and sail» (que por momentos me suena un poquillo a Pink Floyd), por supuesto el extraordinario «where the river meets the sea», y un broche de oro realmente genial en el «Charlie’s sky«, entre otras buenas canciones.
Hay una peculiaridad: en su reedición del año 2002 aparecen un par de versiones mezcladas, que no pasan de ‘normalitas’, y un demo del tema «where the river meets the sea» que a todas luces resulta mejor y más interesante que la versión incluida en el disco original.
En general, las repuestas de la crítica especializada al Code Blue estuvieron entre ‘medianamente favorables’ y ‘extremadamente positivas’. Muchas de ellas no copulaban con la idea de que éste fuera un álbum conceptual y trataban de minimizar la popularidad de su predecesor, pero no dudaban de la calidad de sus canciones.
Este disco logra mucho más por el simple hecho de existir que todo el dinero y los premios que el Man Of Colours pueda alguna vez obtener.
Code Blue desde luego que no ha sido receptor ni por asomo de la popularidad y aceptación que tiene el Man Of Colours, pero no creo que deba ser calificado de ‘menos exitoso’ bajo ningún criterio: en Australia, estuvo entre los diez primeros discos del año y llegó a ser platino en un periodo en que el mercado discográfico local estaba venido a menos.
En unas declaraciones, Iva Davies parecía no tener dudas de que le encantaría que este trabajo sea por el que se le recuerde en el mundillo musical:
Preferiría morir dejando un trabajo de calidad ‘no muy exitoso’ que una gran cantidad de basura auditiva que le gusta a todo el mundo.
A diferencia del Man Of Colours, Code Blue no es un premio inmediato para nuestros oídos. Toma ‘un buen rato’ entenderlo y apreciarlo, como suele suceder con los mejores discos.
El tiempo, para variar, siempre es el mejor juez.
Lo que viene después es otra historia, pero se puede comentar brevemente que salieron tres discos más al mercado.
Uno de ellos (llamado The Berlin Tapes, en 1995) completamente dedicado a realizar covers y versiones de temas de gente como David Bowie, Eno/Bowie, Simple Minds, The Psychedelic Furs, Frank Sinatra, Lou Reed, Roxy Music, XTC, Talking Heads, The Velvet Underground, PiL, The Cure y Killing Joke, bastante recomendable para los que gustan de este tipo de producciones.
Créditos:
– Video: Icehouse Band TV
Que buena banda. No los conocía pero hace una semana me descargué este disco que colgaste de icehouse. Despúés de escucharlo y analizarlo sólo he corroborado que hasta hoy, jamás he conocido a una banda australiana mala o que no me guste. Por momentos y sin poder evitar esas comparaciones de «me suena» o «me recuerda a», pues por momentos me transporté a Roxy Music, concretamente al disco «Avalon» y a un parecido entre el tono del voz del cantante de Ice House con Brian Ferry.
Te pongo mi lista de bandas del país de los canguros:
FLASH & THE PAN
AC/DC
SPLIT ENZ
CROWDED HOUSE
REAL LIFE
INXS
MIDNIGHT OIL
MEN AT WORK
REAL LIFE
que son algunas que me llegan de momento a la cabeza.
Por cierto, no se si conociste o escuchaste a ANGEL CITY, una banda australiana de hard rock cuyo guitarra la hacía sonar como automovil.
Tal vez la buena calidad de los grupos de Austraria se deba a las razones que menciona un post de un blog que me encontré en la red:
«La escena de rock australiana es bastante curiosa: grupos muy buenos concentrados en poco más de dos ciudades, no muy innovadores sino más bien todo lo contrario, pero con una fuerza y una regularidad que ya les gustarían a otros. Casi nunca salen de su isla, ya que prefieren estar allí tocando codo con codo en garitos. Su estilo es más bien rock garajero bastante clásico y potente, y lo más innovador es que las canciones suelen estar más aceleradas de lo que es normal en el rock. Son amantes de los vinilos y sus discos son de poca duración, lo cual es una ventaja puesto que se hacen menos pesados.»
saludos
Angel City… recuerdo que un amigo ‘me los presentó’ como los ‘AC/DC de perfil bajo’ y me regaló una copia del mítico disco Face To Face, que es de aquellos que se dejan escuchar de principio a fin sin necesidad de saltar ningún tema.
Es una banda altamente recomendable y si alguno no la conoce, el mencionado álbum sería un excelente punto de partida.
Por cierto, que su nombre original es The Angels.
Angel City es como se les conoce en el mercado yanqui… y actualmente -o por lo menos hasta hace un par de años- se hacen llamar The Original Angels Band.
Gracias por traerlos de vuelta a mi memoria.