Una noche cualquiera del 2009, en algún lugar de Brooklyn, un puñado de personas miraba fijamente a cuatro tipos en el escenario. No había luces destellantes ni coreografías ensayadas. No. Solo guitarras como cuchillas, una línea de bajo que se oía como una sentencia inapelable y una voz que hablaba como si el fin del mundo ya hubiera pasado. Entre una especie de niebla artificial y acordes estridentes, alguien pensaba: ‘Esto suena como si el post-punk hubiera despertado en un mundo casi desahuciado y se negara a quedarse callado‘.
No venían a predecir el futuro, pero tampoco a ser uno más del montón. Blacklist irrumpía con un disco que esquivaba las palabras vacías y la pose sin discurso: Midnight of the Century se presentaba como todo lo que el resto no se animaba a ser: claro, denso, incómodo. En un mundillo donde muchos jugaban a parecer oscuros, ellos convertían la oscuridad en lenguaje propio. No imitaban. Proponían, discutían, incendiaban.
Las letras no buscaban metáforas suaves ni gestos vacíos: hablaban de historia, ideología, poder. Midnight of the Century no era solo un título tomado de Victor Serge. Era una advertencia. Había referencias directas a Orwell, Žižek, Lacan, a la desinformación como forma de control, a la nostalgia como arma política. La mayoría de las canciones parecían escritas por alguien que no solo había leído sobre política y poder, sino que las había sentido en carne propia. Y, sin embargo, todo eso convivía con estribillos pegajosos y acordes estridentes. Era crítica social disfrazada, por así decirlo, de post-punk elegante.
Si tuviera que resumir de qué trata Midnight of the Century, diría que es una advertencia: el totalitarismo se sostiene en la disposición de las personas a creer mentiras absurdas.
Josh Strawn
«Burn the colors of violeeeeeeeence»...
Si hubiera que escoger un tema del disco que encaje en este contexto, el sonido denso, el trasfondo ideológico, la tensión que no explota pero tampoco afloja, probablemente escogería «Shock in the Hotel Falcon«. Inspirada en la obra Homenaje a Cataluña de George Orwell, la canción avanza como una columna de humo entre las ruinas… lenta, cargada, inevitable.
No hay consignas en voz alta ni frases heredadas de décadas pasadas. Hay observación crítica, desconfianza hacia el discurso oficial, y una sensación de que lo que arde no es solo un país, sino la idea misma de verdad. Es en esa tensión, entre el pasado y el presente, entre lo personal y lo histórico, donde la banda encuentra su voz más clara.

Los inicios de Blacklist se remiten a la escena alternativa de Nueva York en el 2004. Ryan Rayhill (bajista) se había mudado allí unos años antes con la idea de dejar atrás los intentos de estar en una banda y dedicarse a un ‘trabajo real’ dentro de la industria musical. Terminó trabajando en SPIN Magazine y luego en Interscope Records, algo que lo mantuvo al tanto de nuevas bandas, presentaciones, etc.
No obstante haberse topado con algunas agrupaciones prometedoras, sentía que en la escena neoyorquina faltaba algo: una especie de sonido sucio y oscuro, algo a lo que solía referirse como ‘Depeche Motörhead’. Decidió intentarlo por su cuenta, y después de algunos intentos fallidos, conoció a Josh Strawn (Joshua Strachan – vocalista), aún viviendo por ese entonces en Virginia y enfocado en sus estudios, a través de Zohra Atash (Azar Swan). Tras algo de insistencia, comenzaron a tocar juntos.
En paralelo, Ryan compartía piso con Alex Chow, bajista y excompañero suyo en un grupo llamado Red Red (donde cantaba Eva Aridjis, quien años más tarde dirigiría el videoclip de «Language of the Living Dead«). Chow se sumaría al proyecto de forma temporal. La pieza que faltaba era la batería. Poco después, en una fiesta llamada Visions of the Impending Apocalypse, que ambos organizaban en un bar llamado Happy Endings, Ryan conoció a Glenn Maryansky (baterista), quien también dudaba sobre volver a tocar en una banda. Luego de algunas idas y vueltas, finalmente los cuatro comienzan a ensayar en un sótano de Ludlow Street.
Allí nacieron las primeras versiones de «Language of the Living Dead» y «Dawn of the Idols«. Luego, Chow decidió dejar el grupo cuando su otra banda fue invitada a una gira por UK. Rayhill tomó el mando del bajo mientras seguían adelante. Las primeras grabaciones se hicieron con un amigo de Glenn, Steve DePalo, y los resultados fueron tan sólidos que sabían que necesitarían alguien más para replicarlos en vivo. Tras varios intentos fallidos, fue Glenn quien propuso a James Minor (guitarrista), ex-integrante de Mahogany y National Skyline. Con él, finalmente la formación quedó completa.
El debut en vivo fue en otoño de 2005, en el sótano del bar Scenic (antes Save the Robots). Desde ese día, ya no hubo vuelta atrás.
Muchas bandas han vuelto la mirada hacia el post-punk y el goth como si fueran territorios intocables, pero a fuerza de repetición, parecen haber reducido todo a una fórmula muy simple: hacerlo oscuro, frío, misterioso. La estética por encima del riesgo, la nostalgia por encima del carácter. Se repiten gestos, sonidos, poses… y pocas veces se recuerda que, en su mejor momento, esa música no fue solo introspectiva sino también desmesurada. Aquellas bandas góticas de los 80’s no buscaban pasar desapercibidas: construían su identidad con riffs gigantes, producción excesiva y una puesta en escena que coqueteaba con lo teatral.
¿Sisters of Mercy trabajando con Jim Steinman en «This Corrosion«? El resultado, una canción de más de 10 minutos con coros masivos, arreglos orquestales y una producción completamente desbordada. Un concepto muy distinto del minimalismo oscuro con el que muchos asocian al post-punk/goth. Era goth, sí, pero llevado casi al extremo de la pomposidad… y bastante más cerca del exceso teatral de Meat Loaf de lo que muchos admitirían.
Blacklist no niega esa herencia, pero tampoco la repite con cinismo. Su sonido tiene ecos de esa época y de aquellos que antes la hicieron grande. Puede que no inventen nada nuevo, pero lo que hacen, lo hacen con una convicción que resulta cada vez más difícil de encontrar.

Después del lanzamiento de dos EPs – Blacklist (2006), de sonido aún no del todo refinado pero ya cargado de referencias filosóficas y políticas, y Solidaire (2007), que incluía el «Pure Joy in My Heart» como homenaje a la escena coldwave francesa (Asylum Party) y mostraba la amplitud de sus influencias – llegaba su álbum debut: Midnight of the Century, lanzado en 2009 también por el sello independiente Wierd Records (pieza clave en la reactivación del cold wave y minimal wave). El título, tomado del libro del revolucionario ruso Victor Serge, no era algo casual. Era un aviso. Este no sería un disco donde la música y el mensaje se ignoran.
Nuestro primer disco trataba sobre lo que yo percibía como una amenaza creciente de un nuevo fascismo, y cómo lo veía relacionado con una especie de muerte de la verdad, con nuevas formas de abstracción digital, de propaganda y de una especie de realidad distorsionada. Pero también hablaba de solidaridad y conexión humana.
Josh Strawn
Desde sus primeros acordes, el disco funciona como una advertencia envuelta en distorsión elegante. En lugar de optar por el enfado o el panfleto, Blacklist construye un discurso firme pero estilizado, más cercano a la solemnidad de un manifiesto leído bajo luces estroboscópicas que a un grito de protesta. Lo suyo no es el caos: es orden cargado de tensión, claridad envuelta en niebla.
Musicalmente, el álbum tiene ambición, no tanto por su afán de innovar sino en la forma de reclamar grandeza dentro de un género que, por entonces, parecía haberse vuelto demasiado recatado, pudoroso. Donde muchos apostaban por el minimalismo y la contención, ellos iban en sentido opuesto: capas y capas de guitarras, baterías nítidas, rotundas, y una voz – la de Josh Strawn – que habla como si estuviera transmitiendo una catástrofe interior. No había ironía ni frialdad, había convicción.
Pero si el sonido evoca la épica oscura de bandas como The Cult, Sisters of Mercy o Echo & the Bunnymen, las letras se mueven en otro plano. Strawn intenta evitar las frases vacías o las referencias vagas. Leía sobre la Guerra Civil Española y encontraba términos que luego se convertirían en títulos. Rescataba frases de viejas películas de propaganda soviética. Le preocupaban los totalitarismos, pero también los lenguajes que los sostenían: la propaganda, la falsa nostalgia, la información manipulada.
En esta primera década del nuevo milenio, en una escena donde muchos solo quieren sentirse y sonar oscuros, Blacklist llega con una propuesta algo más incómoda: mantener la oscuridad, sí, pero también hacerla decir algo. En vez de mirar atrás con una tristeza sin sentido, miran el presente con desconfianza y escriben canciones que, sin perder el tono ni la atmósfera, significan también una advertencia, una especie de archivo emocional de algo que llaman la ‘Nueva Edad Oscura’ que, según ellos, ya ha comenzado.
«Dark angels riiiiiise»…
En un disco marcado por la gravedad de sus ideas, «Flight of the Demoiselles» aparece como un momento de impulso. No es una pausa o un alivio, es una canción que parece mirar hacia el horizonte, no hacia el abismo. En ese sentido, se erige tal vez como el punto más ‘esperanzador’ del álbum, pero es una esperanza extraña, tensa, no porque prometa una salida, sino porque se atreve a avanzar sin saber si la hay.

«Homo sum, humani nihil a me alienum puto» («Soy humano, y nada de lo humano me es ajeno») es una declaración de empatía universal, que aplicada al contexto del grupo y al disco que nos trae hoy aquí, cobra mucho sentido: es un manifiesto moral, una forma de justificar por qué su música habla de política, historia, sufrimiento y lucha. Porque lo humano – con toda su oscuridad – sí importa, y debe ser enfrentado, nombrado, cantado.
Puede que sus mensajes no cambien el mundo y que su romanticismo político suene más a novela que a manifiesto. Pero hay belleza en ese exceso, en esa voluntad de sonar importante, de querer decir algo con estilo y convicción. En lugar de imitar y esconderse detrás del minimalismo emocional, Blacklist levanta la voz y lo hace con guitarras estridentes, referencias incómodas, y la certeza descabellada de que todavía se puede pensar – y hacer pensar – desde una canción.
Su música no está hecha para las masas, pero sí para quienes aún esperan algo más de una banda. Su propuesta es clara, valiente y muy necesaria. Mientras muchos bajan la mirada ellos levantan la cabeza, y con este debut dejan una huella difícil de ignorar.
Un viejo conocido del blog, el gran Luis A Huby (un abrazo, Chuby, que todo vaya bien), tuvo la oportunidad de verlos tocar en directo, conversar, y tomarse algunas fotos con ellos. Aquí un extracto de la experiencia:
La primera vez que los vi tocar fue en el Mercury Lounge junto a otras bandas, tales como Home Video, Cruel Black Doves y Mahogany (quienes dicho sea de paso, cerraron la noche).
Cuando vi a entrar a los Blacklist, lo primero que me llamo la atención fue la camiseta del bajista: tenía una camiseta blanca con el estampado del primer disco de Xymox (sí sí… ese mismo, el Self Titled. Algunos dirán, pero si el primero es el Subsequent Pleasures… a ellos les digo que chequeen bien antes de emitir algun juicio).
Pero bueno volviendo al relato, y de paso al concierto, y sin quitarle la mirada a tan linda camiseta me dije a mi mismo, como hablando en soliloquio… ‘mmm ya se por donde va la linea musical de esta banda’.Para ese entonces no conocia ni una canción de la agrupación, pero ni bien escuche los primeros acordes en la prueba de sonido y ese efecto que solo las bandas postpunkeras u ochenteras suelen usar, caí en cuenta que lo que escucharía a continuación sería algo demasiado bueno… y no me equivoqué.
Los proximos 40 minutos, simplemente fueron dinamita para mis oídos: quedé hipnotizado con cada canción que escuché. Desde ese día me volví un inquieto fan de los miles que tienen ahora, a pesar de ser todavía (hoy en día) una banda underground y que se perfila a ser una agrupacion de culto.
Hace poco me preguntaron si podría definir o catalogar en cuatro palabras este disco. Bueno, despues de tomarme unos cuantos segundos, y gracias al poder del ron dominicano que me acompaña, podría decir, que este álbum es un perfecto balance entre pornografia, política, poesía y post punk… así de directo, así de escueto, así de simple.Y ahora, casi siendo las 3:00 am de cualquier viernes del mes de noviembre del 2009, me voy despidiendo no sin antes decirles que el sonido de Blacklist se debe en un alto porcentaje al talento de James Minor (guitarrista de la banda, acérrimo y confeso shoegazer y, por qué no decirlo, el integrante mas sencillo de la agrupación).
Por supuesto también a Glenn Maryansky (batería), quien es el real mentor del sonido oscuro del grupo y, claro está, a la valiosa participacion de Josh y Ryann en los bajos… los cuatro se compenetran perfectamente.
Influencias musicales descritas por los mismos integrantes de la banda: Asylum Party, Opera De Nuit, Sisters Of Mercy, For Against, Clan of Xymox, Cactus World News, U2, The Cult, And Also The Trees, Wire Train, Death In June.
E incomprensiblemente: Motorhead, Iron Maiden y Black Sabbath.
Créditos y enlaces:
– Página de Bandcamp
– FB Oficial
– Entrevista a Blacklist
Conoci a los Blacklist virtualmente hablando, de pura casualidad, como dices fue hace casi 3 años de ello, curiosamente los encontre en el myspace de Little Nemo, hasta ahora se puede ver el video donde salen los Blacklist tocando Pure Joy in my Heart’ de los Asylum Party,( http://www.myspace.com/touchingpop )
para este entonces ya habia escuchado a los Asylum Party, y definitivamanete el cover me llamo mucho la atención, ya que la versión era mucho más detonante, con un sonido más post punk, con las guitarras afiladas y la bateria certera, el romancismo de Pure Joy in.. expresado suciamente con elegancia, la irreverencia expresada con sentimiento en la voz de su cantante, fue una energia puesta en escena que se dejaba sentir, desde ese dia siento el reconocimiento artistico por esta gran banda de N.Y.
Una banda que para mi marco una gran diferencia entre los grupitos ya idolatrados por la masa social, hoy en dia, banditas de las cuales me decian q’ como no las puedo escuchar y valorar, (entre ellas White Lies, The Killers, Editors, etc…), que por ahi tenian unos temas buenos pero no los sentia con una propuesta musical con identidad, me asqueo el hecho de todas estas putas bandas querian emular o parecerse a Joy Division, lo cual no esta mal, si no que lo hacen sin honestidad a mi parecer,mi percepción de estas bandas es que hacen el papel de rockeritos, y se quieren parecer a sus idolos, quieren llenar estadios, y quieren q’ la gente les aplauda, hacerse los indiferentes cuando la gente les pida autografos, etc…
Podria decir que Blacklist no esta cortado por la misma tijera, podria decir que podemos esperar más de ellos.
Mis mejores deseos para la Banda desde Perú… Miky.
Hola Miky, efectivamente tienes razon al decir que Blacklist tiene una propuesta totalmente diferente, la energia desbordada en cada show, es por decirlo menos, sobrecogedora. Y de hecho que esperamos mas de ellos. Te mantendre informado. 🙂
chuby242.
Muy agradecido por el aporte, Miky.
Esperamos escuchar más opiniones tuyas pronto 😉
Bueno, creo que demore algunos meses mas que ustedes en enterarme sobre ellos, me he vuelto un obsesivo indagando sobre blacklist, la banda es muy buena y el disco me gusta en su totalidad no es un disco de 2 o 3 canciones es un disco Integral y estoy seguro que en un futuro no muy lejano sera considerado de culto, no soy de escribir en post pero tenia que hacerlo ya que al fin encontre gente que comparte el gusto por esta banda, lamentablemente me ubico en lima y creo que no tendre la oportunidad de verlos en vivo asi que tendre que conformarme con verlos via internet, realmente me declaro fan de ellos, asi que espero CHUBY nos tengas al tanto sobre las movidas y novedades del grupo; ademas me gustaria que me orientes acerca de como conseguir el disco de la banda y los ep que sacaron anteriormente, espero tambien el apoyo de ustedes Cesar y Micky. Un saludo a la distancia. Daniel
Cuenta con ello Daniel,
Definitivamente la base de fanáticos de esta banda neoyorquina va creciendo conforme van teniendo noción de lo interesante que es su música.
Puedes enterarte de sus últimas novedades dejando tu e-mail en este enlace, y de paso descargar una de sus canciones.
Un saludo a la distancia.
Bueno queria comentarles que el dia de hoy me regalaron el disco, lo que sucede es que el dia de mañana estoy de cumpleaños -cumplo 31 años- y durante toda la semana hice incapie en que estaba por comprarme este album, mi gerente atenta a esto lo compro y el dia de hoy no aguanto mas y me lo entrego; no contenta con ello me quemo un CD con los EP BLACKLIST (Exit y Dawn of the idols) y SOLIDAIRE (Blue Shifted y Pure joy in my heart), por lo que estoy mas que feliz pero aun me falta el tema Interior y Daybreak (ojala me ayuden a conseguirlos), ademas; tengo una duda con respecto al video que esta colgado en youtube Living Nostalgia ojala me puedas comentar algo al respecto. Por hoy no hay mas que agregar, mi correo es: visage_0020@hotmail.com y recuerden que la musica es cultura asi que ha cuidar sus discos.
Saludos,
Daniel
Podría ser que algún día se animen a venir a Perú o que tu productora se anime a traerlos?
Saludos