El Ultimo de la Fila: culpables de mil historias

Había una vez una orquesta de baile y teatro que recorría en gira varios pueblos españoles. Allá por los años ’70 contaba entre sus filas con un personaje, oriundo de Albacete, de nombre Manuel García García-Pérez, personaje que se sentía como pez en el agua ya que inmerso en ese tipo de espectáculos podía dar rienda suelta a sus dos pasiones: el arte y la música. ¿Acaso no hablamos de los mismo?

Por esas mismas fechas, otro personaje, natural de Barcelona, ya ponía su nombre en varios proyectos musicales como integrante y hasta como promotor. Además, su pasión por el espectáculo teatral lo llevo a participar de la fundación de algunas compañías dedicadas a este arte. ¿Su nombre? Quimi Portet Serdá.

Viendo ese par de perfiles es normal suponer que teniendo gustos tan similares, si llegaran alguna vez a juntar esos talentos e inquietudes algo grande podría pasar. Y pasó.

Cuando se llegan a conocer a mediados del año ’81 congenian de inmediato. Empiezan casi en ese instante a poner en marcha el plan de formar un grupo y hasta crean una compañía discográfica independiente (Discos Criminales), desde donde concretarían algunos proyectos que ambos habían maquinado con anterioridad.

Esta disquera ayudaría a sacar el sencillo “kul de mandril” (nombre del ex-grupo de Quimi) y muchas maquetas que a la postre no funcionaron: después de cierto tiempo, Discos Criminales tuvo que cerrar.

Pero el desbordante talento de ambos así como el deseo de llegar a ser una gran banda para poder regalarnos muchos años de buena música y sentimiento, los lleva a intentarlo nuevamente.

Manolo provenía de un quinteto llamado Los Rápidos (nombre muy curioso pues poco antes habían sido contratados por una compañía en un abrir y cerrar de ojos). De él se dice que en los conciertos desplegaba mucha energía y arte, algo que siempre estuvo presente en todas y cada una de sus presentaciones.

A su vez, Quimi venía de, entre otras agrupaciones, Kilimanjaro’s y Kul de Mandril. Es decir, ambos contaban con cierta experiencia en lo que a ser parte de una banda y liderarla se refiere. Al cabo de un par de meses y después de varias lunas buscando el nombre apropiado para la banda, se asientan en el panorama musical como un cuarteto y adoptan el nombre artístico de Los Burros.

Fichan por otra disquera, pero ésta, incapaz de vislumbrar el incontrolable arte de sus composiciones que asomaba de cuando en cuando, termina por no prestarles mucha atención. Así que casi en solitario y juntando una ruma de trabajos previos, editan un LP llamado Rebuznos de Amor (1983) que pasa totalmente desapercibido y que tendría un reconocimiento más que aceptable cuando la banda ya no existía como tal: el éxito en su tierra les volvía a cerrar las puertas, aunque nosotros a este lado del charco nunca olvidaremos el tema “huesos“, ícono de esa extraña producción.

Es curioso como unos años después (en 1987), cuando el grupo empieza a obtener el merecido reconocimiento del público y la crítica, las disqueras que prácticamente les habían negado su apoyo re-editan sus producciones y las venden como pan caliente: EMI saca al mercado el trabajo de Los Rápidos y GASA hace un entrevero entre Los Burros y Kul de Mandril para lanzar un un disco doble. Tenían que aprovechar el momento.

Después de lo hecho con Los Burros, los integrantes de la banda saben que hace falta una reestructuración desde el nombre hasta la disquera que los contrata.

El estilo de flamenco en la guitarra de Quimi compaginaba perfectamente con la voz de Manolo, a la cual se sumaba su acostumbrado despliegue escénico: es así como vuelven al mundo de las maquetas y ganan por unanimidad el premio a la mejor de ellas, al interpretar temas como “cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana“.

En vista del éxito parcialmente alcanzado se produce el esperado debut discográfico de El Ultimo de la Fila (nombre sacado del segundo disco de la banda de heavy metal DIO) con tres singles y un larga duración llamado, como no podía ser de otra manera, Cuando La Pobreza Entra Por La Puerta, El Amor Salta Por La Ventana. Esto sucedió en el año 1985.

“Triste estampa ser rey de la creación… duerme la ciudad y está tocando un músico de jazz…”

Con solamente un LP en el mercado, El Ultimo de la Fila ya se empezaba a perfilar como un grupo cuya carrera musical iba a ser realmente memorable.

En 1986 aparece su segundo álbum, de nombre Enemigos de lo Ajeno, que realmente se convierte en un éxito de gran envergadura y que llevaba un tema (“insurrección“, el segundo del disco) que no solamente sería nombrado el mejor del año, sino que además se convertiría en un himno para todos los que crecimos escuchando su peculiar estilo.

“Dónde estabas entonces… cuando tanto te necesité…” o “Y tu carta me confundió… ahora lo entiendo…” Creo que aquí la mayoría hemos intentado emular, muchas veces de mala manera, los compases y quiebres de voz de los que el gran Manolo hace gala, seguramente algo desinhibidos por el variopinto contenido de unas cuantas botellas abiertas.

Había llegado por fin el momento de afianzar esta exitosa pero aún corta trayectoria.

Como las ventas resultaron un éxito inesperado, la disquera, en alianza con Manolo y Quimi, se trazan la meta de realizar un tercer disco en el que se rescaten los mejores temas de las dos producciones anteriores, pero modificando algunos para hacerles ganar más fuerza y consistencia (como es el caso de “el loco de la calle“) y mejorando enormemente el sonido final del trabajo, cosa que había dejado bastante que desear en los álbumes previos.

Para este fin se marchan a Londres, y nada más empezando el año 1987 sale al mercado una de las mejores producciones que ha visto el pop-rock español: Nuevas Mezclas, que además incluye un tema inédito imposible de pasar por alto dada su notable calidad lírica e instrumental.

“Sólo mátame con tu mirada lánguida, que no recuerde nada más que esas manos tan frías…”

El éxito había llegado, y en plenitud. Era el momento propicio para confirmarlo.

Entendiéndolo así y sabiendo la calidad de genios que tenía la disquera entre sus filas (que para ese entonces era la independiente PDI), les da luz verde para realizar el siguiente disco a su manera.

Es así como se gesta el cuarto LP, de título Como la Cabeza al Sombrero, que ve la luz en el año 1987. Imposible olvidar temas del calibre de “la piedra redonda” o el mítico “llanto de pasión“.

Uno de los puntos más altos por estos tiempos es su participación en el concierto -llevado a cabo en Barcelona- Human Rights Now!, en donde comparten escenario (como artista invitado) con otros nombres como Bruce Springsteen y la E Street Band, Sting, Peter Gabriel, Tracy Chapman, etc.

A PDI se le haría imposible seguir contando con un grupo de este calibre entre sus filas.

Lo que viene es el limbo.

Giras nacionales e internacionales con llenos totales, muchos premios merecidamente otorgados, records absolutos en ventas para una disquera independiente, invitaciones a giras mundiales para desplegar su arte junto a reconocidas estrellas del panorama musical internacional, la firma con una nueva compañía discográfica apoyada por la multinacional EMI (Perro Records), etc.

Para rematar, en el año 1990, el lanzamiento del mejor álbum de su carrera en mi modesta opinión, álbum en el que en cada canción, a parte de hacernos sentir cada acorde y estrofa pronunciada como punzadas dentro del corazón, contiene un notorio y obligado trasfondo en el que se mezclan ecología, amor, deseo, y hasta religión de una manera magistral.

Estamos hablando de Nuevo Pequeño Catálogo de Seres y Estares, realmente un álbum sin desperdicio, de aquellos que ya no se ven. De aquí salen temas como “cuando el mar te tenga”, el extraordinario “músico Loco“, “canta por mí“, o el sublime y casi desapercibido “en mi pecho“.

“En mi pecho, corazón, late libre sin temor…”

No hay mucho más que decir: más giras, más éxitos, más premios, la re-confirmación internacional de la banda, etc.

Se vendrían dos trabajos más: en el año 1993, tendríamos entre nosotros el Astronomía Razonable, de sobresalientes arreglos musicales, y que incluía temas tales como “el que canta su mal espanta“, “mar antiguo” y seguramente el que más se recuerde ya que se bailaba mucho por aquellas épocas, “como un burro amarrado en la puerta del baile“.

Esta producción también traería material de lo más interesante: cortes de temas en directo, maquetas, y un par de instrumentales.

Septiembre del año 1995 nos traería el que a la postre sería el último álbum del grupo, titulado La Rebelión de los Hombres Rana, álbum que para mí es el hermano mayor de la carrera en solitario que posteriormente y hasta estos días nos regalaría Manolo García.

Temas de corte algo melancólico pero profundos como “las hojas que ríen“, “uva de la vieja parra“, o el instrumental “illetes” que comparto a continuación, último tema del álbum, último tema en estudio del grupo, que cual ritmo circense bien logrado y haciendo las veces de música de fondo nos transporta imaginariamente a algún pasaje de obra de teatro medieval, o quizás, y con un carácter algo triste en la melodía, a un “flash-back” de recuerdos de videos, bromas, y conciertos de esta gran banda española.

Personas excepcionales que nacieron con la esquiva virtud de la perseverancia y el saber hacer buena música, creadores de un estilo musical que perdurará por siempre, dueños de una de las mejores performances en directo vistas en aquellas épocas, influencia de rigor para muchas bandas que vinieron posteriormente, defensores a rajatabla del medio ambiente, autores de canciones que se identifican completamente con el público dada la gran cantidad de sentimiento involucrado en cada una de ellas, responsables de tantos buenos momentos e inolvidables recuerdos, compañeros obligados en cualquier reunión entre amigos…

Gracias, Manolo y Quimi.

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Créditos:
– Video